Existen varias etapas de daño de deshidratación, yo considero que son tres:
SUAVE: cuando un cabello se ha sometido a “coloración”. Aquí los peróxidos, el amoniaco y el resto de sustancias, hacen un proceso químico en el que hinchan las fibras del cabello para inyectar los nuevos pigmentos de color. En ese proceso el cabello se maltrata, pero el grado de maltrato lo tenemos en el volumen del oxidante.
Normalmente en estos casos suaves se ha procesado el cabello con Vol 10 o 20 de oxidantes, por ende presentamos una ”deshidratación suave”.
MEDIA: cuando un cabello se ha sometido a “decoloración”. En este caso ya el nivel de maltrato es medio, siempre y cuando sea la primera decoloración de ese cabello y no más de 20 vol de peróxido. Si pasa el límite de los 30 vol la deshidratación es avanzada, ya que para poder hacer este proceso debo extraer los pigmentos naturales del cabello, hinchar las fibras e ingresar a la médula y el cortex para extraer de allí el pigmento natural, y luego después inyectar el color a través del proceso de coloración.
FUERTE: cuando el cabello se ha sometido a “varios procesos de color y decoloración sobre la misma fibra“. Es decir, se ha hecho coloración alguna vez, luego decapage o decoloración para extraer pigmento artificial y por último coloración nuevamente. Ese proceso de tapar y levantar pigmentos lleva a un maltrato extremo de la fibra. Transformando al cabello en uno de tipo “sobreprocesado”.
Para poder restaurar un cabello en estas condiciones la pregunta es: ¿qué tengo? y ¿qué me falta? La respuesta es siempre colocar lo que me falta. Por eso es importante a nivel tricológico conocer bien el cabello para no sobresaturarlo, o peor aún, “restar nutrientes con la buena intención de restaurarlo”.