El cuero cabelludo y el cabello están expuestos a la producción natural de sebo, la descamación celular y factores externos como la polución ambiental. Estas condiciones no solo afectan la apariencia del cabello, sino también su microbioma, que es el conjunto de microorganismos que viven en la superficie del cuero cabelludo y desempeñan un papel clave en la salud capilar.
El equilibrio del microbioma es fundamental para prevenir afecciones como la caspa, la dermatitis seborreica y la foliculitis. Un champú adecuado contribuye a mantener este equilibrio mediante la remoción controlada del exceso de sebo y contaminantes, sin alterar de manera drástica la flora microbiana natural. Contrario a lo que suele creerse, los champús no generan «acostumbramiento» en el cuero cabelludo. Sin embargo, las fórmulas varían en su capacidad de detergencia, lo que puede afectar la eficacia en la eliminación de residuos.
En ciertos casos, es recomendable usar un champú con mayor capacidad detergente para realizar una limpieza profunda de la fibra capilar y del cuero cabelludo. Este tipo de champú es útil para arrastrar residuos acumulados de productos cosméticos, favoreciendo una mejor higiene y manteniendo el microbioma en condiciones óptimas.
Es crucial señalar que la cantidad de espuma generada por un champú no es un indicador directo de su capacidad limpiadora. La presencia de sebo puede disminuir la formación de espuma, pero esto no significa que la limpieza sea menos efectiva. Se recomienda realizar dos aplicaciones del champú: la primera está orientada a la eliminación del sebo, residuos de productos y células muertas, favoreciendo la higiene y reduciendo la proliferación de microorganismos patógenos. En el segundo lavado, los agentes cosméticos del champú actúan sobre la fibra capilar, promoviendo el cuidado del cabello sin comprometer el equilibrio microbiano del cuero cabelludo.
El mantenimiento de una correcta higiene capilar, en conjunto con la selección de champús formulados para respetar el microbioma, es esencial para preservar la salud del cuero cabelludo y prevenir trastornos que afectan tanto el crecimiento como la calidad del cabello.